Ceteris Paribus y La Ironía Como Única Variable Segura (Microcuentos)
El principio ceteris paribus ("todo lo demás constante") funciona casi como una especie de "pacto narrativo" entre el economista y la realidad: simplifica el mundo para que las teorías sean manejables, pero en la práctica… bueno, lo sabemos muy bien cuando vemos las noticias.
Las predicciones y estimaciones económicas son solo aproximaciones estadísticas. Es así que, a pesar de las sólidas credenciales académicas de muchos especialistas del área, no han sido capaces de prever las causas o consecuencias de las grandes crisis.
Ejemplos como la crisis asiática de 1997 o la crisis sub prime de 2007 fueron, si no sorpresivas, al menos de repercusiones nocivas para las personas comunes y corrientes.
Pero los economistas siempre tienen una respuesta para todo. Sus modelos matemáticos funcionan en la medida en que nada cambie; es decir, bajo el principio Ceteris Paribus.
Se trata de un postulado singular, porque revela tanto la ambición como las limitaciones de la economía como ciencia. Por un lado, busca leyes universales, casi como la física; por otro, depende de un conjunto de supuestos tan frágiles que cualquier viento de cambio los hace tambalear. En cierto sentido, es como intentar predecir el comportamiento del océano suponiendo que no habrá olas.
Irónicamente, el ceteris paribus es una especie de talón de Aquiles que los economistas han aprendido a usar como un escudo elegante: "Mi modelo es perfecto, siempre y cuando el mundo se comporte según lo que yo supongo".
Y así, con una mezcla de fascinación y escepticismo, llegamos al verdadero propósito de este texto: explorar, con humor y un toque de irreverencia, cómo este principio impregna la vida cotidiana. Para ello, nada mejor que un par de microcuentos que lo ilustran en acción. Porque, al final del día, si todo lo demás se mantiene constante, la ironía es la única variable segura.
El Modelo Perfecto
El joven economista dedicó años a perfeccionar su modelo. Por fin, entre ecuaciones elegantes y variables perfectamente controladas, halló la respuesta a la pobreza mundial.
Radiante, presentó su descubrimiento ante un comité de expertos.
—Es brillante —dijo el presidente—, pero ¿Cómo asegura que todo lo demás se mantenga constante?
El economista sonrió.
—Eso no es problema mío.
La Verdad Revelada
Un economista de renombre reunió a un auditorio lleno para revelar el secreto definitivo del crecimiento eterno. Habló durante horas, desmenuzando gráficos, citando fórmulas y repitiendo, como un mantra, ceteris paribus.
Cuando terminó, el público estalló en aplausos. Solo un anciano, desde la última fila, levantó la mano y preguntó:
—¿Y si las cosas no permanecen iguales?
El economista lo fulminó con la mirada, cerró el laptop y, sin decir palabra, abandonó la sala.
© [2025] [Daniel Olivero González]. Todos los derechos reservados.




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