PALABRAS A UN AMIGO: POEMA Y CANCIÓN

Domingo de homenajes y reconocimientos.

Entre mis devaneos literarios no podía faltar alguien extraordinario en todo el sentido de la palabra.  

¿Quién más, si no él, llevaría tatuado el número *e* en algún rincón de su humanidad? Una mezcla fascinante de racionalidad extrema y un humor que, quién sabe, podría haber deleitado tanto a Borges como a Lovecraft (o tal vez no).  

Con una curiosidad ilimitada por el saber, es un ser consciente del cosmos, del aquí y el ahora. Ha transitado por la filosofía y las lenguas extintas, buscando respuestas a preguntas que solo él podría atreverse a plantear.  

Pero, sobre todo, es uno de mis mejores amigos. En este escrito, que evoca los años ochenta, lo recuerdo junto a la lumbre de una fogata, cuando lo escuchábamos cantar o esperábamos el amanecer discutiendo sobre la dialéctica materialista y un asado de cordero. Fue entonces cuando aprendí a respetarlo y a quererlo.  

Como texto, quizás no sea perfecto, pero como testimonio, tiene algo de la esencia de los rollos del Mar Muerto.  

Ah, y casi lo olvido: este relato se encuentra publicado en Autorretrato. Si quieren, pueden adquirirlo y, de paso, contribuir al dominio mundial de Bezos… Bueno, olviden esa parte. Si pueden, apoyen a este humilde escribidor.  

PALABRAS A UN COMPAÑERO

(Dedicado al Pato EFE, 1985)

Amigo

hubiera jurado
que tu alma era un número.

Que tus ojos solo eran
un par de vidrios.

Amigo
perdona mi ceguera,
pero no sabía que desafinabas
como yo una canción.

Amigo

estas palabras 
quieren brindarte 
homenaje por cantar
con la misma música
cualquier canción.

Amigo
a Dios doy
gracias por saber
que eres humano.

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