La Muralla del Destino

Una pared inmensa, un muro de contención de todos los sueños que forjé durante mucho tiempo, una barrera que cobró peaje por cada historia, por cada intento; al final solo restos quedan a los pies de la muralla llamada destino.

Al final me ha vencido, al final he claudicado, al final solo queda una certeza de que no era mi camino y que luché hasta el último esfuerzo por alcanzar la felicidad al lado de quienes fueron mis compañeras en distintas etapas de mi existir.

Nada puedo decir de ellas que no sea que las amé con todo lo que soy, con lo bueno y  lo malo, con mis aciertos y mis olímpicas desubicaciones pero aún así no fue suficiente y en las relaciones sentimentales no hay culpables ni víctimas, solo desaciertos, ignorancia del vivir, y miles de cosas que los sicólogos gustan de clasificar y describir.

Mirando atrás se me juntan las historias y las veo como una larga película  surrealista, con pasajes de amor, dulzura, humor, pasión, dolor, pena, incomprensión, esperanzas y desilusiones, un enredo emocional que al finalizar me deja más sinsabores que dulces recuerdos, pero aún así, debo reconocer que valió la pena, a pesar de no haber concretado ese viejo sueño infantil de rescatar a la bella princesa de su sueño eterno, de la madrastra maligna, del feroz dragón o de tanta tontera fantasiosa con que alimenté mis anhelos amorosos con el simple fin de ser felices por siempre.

¿Qué hacer ahora? Este blog ya no tiene mucho sentido de seguir ya que de verdad me perdí en muchas miradas pero ahora no hay ojos que respondan a mis pretensiones de amar y ya no los seguiré buscando, porque el tiempo me ha alcanzado y ha vestido de sensatez mi corazón, quizás venga de vez en cuando a abrir las ventanas de esta vieja casa, a abrir los álbumes de recuerdos, a buscar una sonrisa perdida en un recuerdo borroso o simplemente lo dejaré abandonado para sin más.


No lo sé. Siempre he pensado que somos lo que hacemos, pero a veces el fracaso nos enseña que se deben seguir  otros rumbos, un rumbo quizás solitario, quizás acompañado, pero sin la vitalidad que en algún momento significó el compartir el amor, sin el sentido trascendental que otorgaba, por ejemplo, al acto de tomar la mano de mi compañera; ya no volverá esa sensación de comunión que no se puede dar en otros aspectos de la vida; quizás me equivoque, quizás vuelva a fracasar pero el camino común de dos dejó de ser mi camino.

Comentarios

  1. jajaja Olímpicas desubicaciones , me pareció un termino correcto, me causo mucha gracia, aunque no creo que sea lo que esperabas xd....o creo que haya fracasos en el amor, ademas debes de reconocer que lo comido y lo bailado no te lo quita nadie.... yo no me quejo ;)... si te sirve una buena amiga aquí estoy... un abrazo gigante

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