El espejismo de las ilusiones

La ilusión generadora de expectativas, muchas veces inalcanzables, es en la práctica una máquina productora de frustraciones. Así ha sido en mi caso, al dejar que las ilusiones tomen el control de mi razón, y olvidar, al mismoi tiempo, la premisa básica del amar, "dar con alegría y no esperar nada a cambio".

Es muy hermoso el lograr amar así, si obramos de esta manera nos sentimos felices y plenos; pero es posible lograrlo en el ámbito de una relación de pareja?
En ese ámbito, donde no solamente confluyen nuestros más puros sentimientos de amor sino también, toda nuestra carga de expectivas sociales, biológicas, culturales y también, por qué no decirlo, nuestros afanes naturales de poder y conquista.

¡Qué feo y lejano del amor suena esto verdad? ¿Podré amar a alguien sin esperar nada a cambio? ¿Sin poder reclamar su presencia permanente, sin requerir constantemente  el intercambio físico y sexual? ¿Podré tener la generosidad de dar todo el tiempo que me queda a cambio de una promesa de la cual no tengo certeza alguna que algún día se cumplirá?

Si llegara a amar así, sin reservas, con una entrega total, sin expectativas creo que no sentiría esa necesidad acuciante de estar en pareja, me convertiría en un santo y tal vez sería más felíz de lo que nunca imagine.

Pero me atrapo en el mar de las ilusiones, y tiendo a revestir a quienes amo de ropajes creados en la fantasía de mis anhelos, frágiles construcciones que se destruyen rápidamente ante el demoledor impacto de las realidades de los demás.

Cómo quisiera quedarme junto a ti, sin esperar nada a cambio, sin ver que los obstáculos son mayores que nuestras mejores intenciones y creer de verdad que existe amor de ambas partes para superar todo escollo, pero la razón solo me dice que es el espejismo creado por mis ilusiones...

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